A Note From Fr. Oswaldo
Love God and your neighbor
There is no love as great, as the one who gives life for his brothers. In this month of missions, the rosary and the Word of God, we strengthen our love to God and neighbor. He who loves everything for the beloved person, does not make her suffer, nor does she take her away from God. Fulfilling the commandments, begins with the first. He who loves God with all his heart, with all the soul and with all his being, always puts it first and does everything, so that God receives all honor and all glory. Being marriage ministers, make God always be in the midst of the couple’s relationships. They practice dialogue, goodness, forgiveness and reconciliation as a method of conflict resolution.
He who offers God all his life, is consecrated and offered, leaving everything to follow him, as religious, priest and consecrated secular. Love is expressed in total delivery, without reservations.
He who loves God, finds in the Eucharist the source of all faith. Christ loved us so much that he gave his life for us. He freed us from eternal death and stayed among us. The Eucharistic revival, seeks to resume the love of the Eucharist, as a starting point and point of arrival in our walk towards the father’s house. Let us proclaim with joy the good news of the Gospel, Christ is and will be with us every day of our life.
Ama a Dios y a tu prójimo
No hay amor tan grande, como el que da la vida por sus hermanos. En este mes de las misiones, del rosario y de la palabra de Dios, afianzamos nuestro amor a Dios y al prójimo. El que ama lo da todo por la persona amada, no la hace sufrir, ni tampoco la aleja de Dios. Cumplir con los mandamientos, comienza por el primero. El que ama a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todo su ser, lo pone siempre de primero y hace todo, para que Dios reciba todo honor y toda gloria. Siendo ministros del matrimonio, hacen que Dios siempre esté en medio de las relaciones de la pareja. Practican el dialogo, la bondad, el perdón y la reconciliación como método de resolución de conflicto.
El que ofrece a Dios toda la vida, se consagra y se ofrece, dejándolo todo por seguirlo, como religiosas, religioso, sacerdote y laico consagrado. El amor se expresa en la entrega total, sin reservas.
El que ama a Dios, encuentra en la eucaristía la fuente de toda la fe. Cristo nos amó tanto que dió su vida por nosotros. Nos liberó de la muerte eterna y se quedó entre nosotros. El reavivamiento eucarístico, busca que retomemos el amor a la eucaristía, como punto de partida y punto de llegada en nuestro caminar hacia la casa del Padre. Proclamemos con alegría la Buena Noticia del Evangelio, Cristo está y estará con nosotros todos los días de nuestra vida.
Fr. Oswaldo Roche
